En el momento en que sales al último piso, te sumerges en una sensación de calma.
Las ondas verticales te invitan a dejar atrás las preocupaciones y a permitirte escapar de la vida cotidiana. La decoración sutil, los muebles suaves y la atención al detalle crean una atmósfera que realza las bulliciosas vistas de la ciudad. A “Los tapatíos”, como se les llama a los habitantes de la ciudad, les encanta estar “afuera” y Piso 7 ofrece esta experiencia a todos, ya que alberga la terraza más grande del casco histórico. Los lugareños y los invitados comen o cenan en las torres de la catedral como testigos de una combinación perfecta entre vistas tradicionales y confort contemporáneo.